He dejado de escribir una semana, y es que he estado muy metido en otras cosas, pero ya estoy aquí una vez más, ahora para comentar la más reciente película de Lars von Trier. Debo anticipar, que von es uno de mis directores predilectos, de todo su trabajo, La Trilogía Europa (1984-1991), La Trilogía de los Corazones Dorados (1996-2000), su miniserie El Reino (1994-1997), Anticristo (2009),
Melancholia (2011)
, etc. Polémico como pocos, por varias cuestiones, pero es un gran director, cuyo trabajo ha logrado tener un estilo propio, como sería el caso de Tarantino, ambos tiene estilos muy claros, reconocibles y propios.
Creo pertinente comentar que si bien he visto toda la filmografía, de su anterior trabajo, Ninfómana
(2013), tan solo vi la primera parte, y no me interesó siquiera ver su segunda parte, pues si bien la película tenía sexo duro y pornografía como cartel de propaganda, propuesta ciertamente arriesgada pero atractiva al mismo tiempo, la película a mi no me dijo nada, salía ahí Stellan Skarsgaard, el actor sueco, comentando diversas cuestiones como 'el intervalo del diablo', o sobre cebos de pescar y cuestiones que el personaje iba relacionando con la vida sexual de la protagonista (Charlotte Gainsbourg), mucho palabreo y pocas nueces, no había la visceralidad de sus trabajos anteriores, en el cuál los sucesos hablaban por si solos.
Entonces después de la decepción de Ninfómana, pasaron casi 5 años y el año pasado ha vuelto a la palestra con
The House That Jack Built, protagonizada nada menos que por Matt Dillon como un asesino en serie, o al menos a priori esa es la premisa, y pues con Lars von Trier ya he aprendido que nada es lo que parece, y menos hay que tomar lo que dice al pie de la letra.
Reconozco que tenía cierto miedo con la película, porque me temía que el señor fuera a repetir los excesos de Ninfómana, y cayera en cierto libertinaje cinematográfico y a metiera desnudos porque sí, y lo mismo que ya había hecho en detrimento de la profundidad de otros de sus mejores títulos como Los Idiotas o Dogville.
Sin embargo me he llevado una sorpresa con este film pues, precísamente si repite más o menos la fórmula de Ninfómana, más o menos hay varios de los elementos de aquel film. Una conversación entre dos personas que va estableciendo los hechos de la historia que se cuenta, la historia ha sucedido en el pasado, hay palabreo en el diálogo, y a que me refiero con esto, a que Lars von Trier recurre a metáforas para comparar diversos aspectos de la personalidad y conducta del protagonista con expresiones artísticas, conductas de la naturaleza, y en fin, lo mismo sucedía en Ninfómana pero esas comparativas las establecía Seligman, el personaje que acompañaba a Joe, mientras que aquí es el propio protagonista, Jack, quien se justifica o explica mediante estas metáforas.
Debo decir que la 'fórmula', en esta película si que funciona, y funciona a muchos niveles, funciona como 'película' de Lars von Trier, se ve su estilo, es palpable, reconocible, y con mayor notoriedad que en Ninfómana. La película funciona como una
thriller psicológico que busca adentrarse en la mente del asesino, invitados nada menos que por el propio asesino. La película funciona también como obra de horror 'shockeante', si le quitamos el autoanálisis del protagonista y el palabreo. Y sobre todo lo anterior la película funciona como un autoanálisis del propio Lars von Trier y del trabajo de toda su carrera, el cuál compara con el trabajo de una asesino en serie, esa es la metáfora fundamental de la película.
La película nos cuenta la historia de Jack, un ingeniero con vocación de arquitecto que se ha planteado construir una casa en las afueras, a orillas de un lago, las motivaciones para construir una casa no se plantean de forma explícita, pero de alguna manera se puede establecer en relación a la creación de algo, al trabajo del artista que tanto se remite el protagonista.
La historia se va desarrollando en torno a una conversación entre Jack y un misterioso personaje, al cuál le va relatando una serie de sucesos, cinco en total, en los cuáles da detalles diversos sobre asesinatos que ocurren a lo largo de doce años. Al mismo tiempo se dan luces sobre su pasado, su niñez, su familia, la relación con su madre, etc.
A nivel técnico la película es más parecida a películas como
Melancholia, Anticristo o
Dancer in the Dark (2000), siempre con la cámara al hombro, pero ahora con insertos fijos, con una post producción un poco más elaborada, con cambios de velocidad de fotogramas, insertos de imágenes de documentales y de otros medios, incluso pintura animada, algo que no es nuevo y que se ha visto por ejemplo en Su documental 'Cinco obstrucciones' (2003).
La música de la película sirve como contrapeso pues añade cierto aroma de ironía, restando tensión, pero en pro de no tomar la película de forma tan literal como una mera película de
serial killers, dando lugar a múltiples interpretaciones de lo que se ve, de hecho hay momentos en los que se escucha música muy dispar de lo que se ve en pantalla, incluyendo una sorpresita al final, o incluso cierto momento en el que suena Primavera de Las Cuatro Estaciones de Vivaldi, con clara intención cómica, pues esta obra es un cliché de la 'alta cultura', que hasta en programetes de televisión se pone en son de burla.
Me parece interesante recordar que en 2011, durante la conferencia de prensa de Melancholia en el Festival de Cannes, Lars von Trier hizo las ya míticas declaraciones de "Entiendo a Hitler", y años después en esta película aparecen imágenes de hitler, y de alguna manera a mi entender, von Trier compara el genocidio de muchos dictadores con la labor cinematográfica, establece un paralelismo entre el asesinato y la creación cinematográfica, de alguna manera von Trier se autoproclama un genocida del cine.
Ciertamente esta película, debe ser la más polémica de toda su carrera por el mensaje que deja entrever, más allá de las imágenes que se muestra, que por cierto incluye el asesinato de dos niños, pero a propósito de aquello, ni el propio Lars von Trier se ha atrevido a mostrar en cámara el asesinato de niños inocentes a sangre fría, algo que nada más han sido capaces de mostrar Luis Buñuel en
L'Age d'Or (1930) y años después John Carpenter en Asalto a la comisaría del distrito 13 (1976).
De todos modos recomiendo esta película, sobre todo a los fans de Lars von Trier que van a encontrar un film muy de Lars von Trier, con muchas lecturas, una película que fluye y que se ve claramente un intento por emular o parecerse al cine de Tarkovsky del cuál es devoto von Trier, tenemos por ejemplo el elemento más obvio en 'La lluvia', aquella que aparece en toda la filmografía del cineasta ruso.