Vengo al cine luego de un buen tiempo. La última vez fui a ver A Quiet Place (2018). Debo reconocer que me lo he pasado bien a pesar de las circunstancias (estaba sentado en la segunda fila, hacia un costado). El plan original era ir a ver Glass (2019), la cuál pensaba comentar, y seguramente haré en un futuro cercano, pero las cosas no salen como uno las planea y no habían entradas, entonces de rebote hemos caído a ver la más reciente película de Clint Eastwood.
Creo que había visto algún momento de el trailer, pero no tenía ni idea del argumento de la película, así que he ido descubriendo la historia estando ahí en la sala. Algo que me llamó la atención es que Clint Eastwood no solo dirige si no que protagoniza la historia, recuerdo que hace unos años escuché que luego de Gran Torino (2008) se retiraba de la actuación, pero luego lo fui viendo una y otra vez en película tras película y hemos llegado al 2019 y el señor a puertas de los 89 años no para.
La película más o menos cuenta un hecho real. Leo Sharp fue un veterano de guerra que trabajó para el Cartel de Sinaloa como 'mula' durante 10 años, llegando a transportar más de 300 kilos de cocaína en un solo viaje a bordo de su camioneta Lincoln. A los 87 años, Sharp fue arrestado por la DEA y procesado por transportar droga para el Cartel, saliendo en libertad en 2015 por complicaciones en su salud y habiendo cumplido un año de sus sentencia.
Pero volviendo a la película, ¿es recomendable? Honestamente, la recomiendo para ir a ver con la familia o pasar un domingo por la tarde en casa, y poco más. No es de las mejores películas de Clint Eastwood, no cuenta la historia con profundidad, se limita a ofrecer una visión entretenida y amable de los hechos apoyándose únicamente en el mensaje de que la familia debe prevalecer por encima de cualquier actividad que realicemos en nuestra vida.
Llama la atención algunos nombres en el casting, como Laurence Fishburn, Dianne Wiest, Bradley Cooper, Michael Peña y Andy García. Ninguna actuación realmente convence, salvándose por mero carisma tanto Eastwood como el propio Andy García, quien en los pocos minutos que aparece convence y genera sonrisas por su despliegue tan escalofriante como simpático.
A nivel visual la película no ofrece nada impresionante, bonitos paisajes del sur de Estados Unidos, que vemos a bordo de la pickup de Earl Stone (Clint Eastwood), pero poco más, el trabajo de fotografía está bien, pero no mata. La banda sonora de la película cumple un rol muy pobre, intentando remarcar a la fuerza la intención emocional de ciertas escenas, que no funciona con la naturalidad que debería producto de un buen guion.
La película se hace larga por momentos y poco interesante, es más como un paseo con tu abuelito, pero realmente no está aburrida, como digo se hace entrañable el personaje de Earl, que apoyado en múltiples golpes de comedia logra generar sonrisas. La historia además nos ofrece un conflicto muy interesante, pues el señor Stone ha sido un padre y esposo ausente que ha dedicado más su tiempo al trabajo, esta idea es muy interesante, pero está muy desaprovechada en la película, pues empieza con esto, luego saltamos a los viajes, y al final se retoma de una manera muy pobre y apresurada. Hay cierto momento crucial de la historia, que podría haberse aprovechado temprano en la película como elemento para generar suspenso e interés y al mismo tiempo trabajar el conflicto principal de los personajes, pero llega muy tarde y de manera apresurada.
Realmente se trata de una película más que no recordaremos especialmente, no está al nivel del mejor Clint Eastwood, ni como actor y muchos menos como director, pero se puede tomar como una oportunidad para pasar un momento agradable en familia si dejamos a un lado las pretensiones y exigencia por el acabado de calidad y la profundidad narrativa, si así lo deciden vayan a verla.
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