Se trata de un clásico. Esta película dirigida por el gran Otto Preminger, fue muy controversial en su tiempo debido a uno de los tema que aborda principalmente, la drogadicción. De hecho, no fue la única película de Preminger que se vio envuelta en polémica, pues muchas de sus historias abordaban temas taboo y tenían que enfrentar la censura que en aquel momento tenía mucho poder y decidía con total libertad que películas se estrenaban, en que horario, cuáles no, y hasta si cortaban escenas enteras o no de la película que les diera la gana, hablando en cuestión a estrenos estadounidenses, que en Europa era otro cantar.
Esta es una adaptación de la novel homónima de Nelson Algren, publicada en 1949, la cuál es bastante diferente de la versión final de la película. Hay que decir que Preminger hizo cambios bastante importantes en el guion alterando el final y varios personajes y detalles de la historia, hecho que como es de esperarse molestó mucho al autor que además fue despedido para poder seguir adelante con la reescritura de la película. He de mencionar que la novela era bastante más oscura que la película, hecho que probablemente se temiera alejaría al público masivo que no querría ver una película tan amarga, cuestión que tal vez tuvo sus frutos pues la película fue un éxito relativo recaudando más de 4 millones de dólares por 1 millón de presupuesto inicial, probablemente si la adaptación hubiera sido más fiel al manuscrito se hubiera tratado de un desastre comercial.
Para hablar de esta película es importante mencionar que en 1955, año en que se estrena, Estados Unidos estaba en las postrimerías de lo que se llamó film noir (cine negro), y Otto Preminger trabajo dentro de esa corriente, por ejemplo dirigiendo Laura (1944). Entonces esta película tiene elementos del cine negro, pero dentro de una película más bien drámatica, aquí no hay asesinatos, ni mafiosos, pero si una o quizá hasta dos Femme Fatale, como lo son Zosh y Molly. Lo que si tenemos es un hombre cuya vida está al borde de la ruina por culpa de las drogas. Habría que añadir que el título de la película es alude a tres cuestiones, la primera a su habilidad como jugador de poker, la segunda por su adicción a la heroína, y la tercer por sus ambiciones como baterista de jazz.
Tenemos en los protagónicos a Frank Sinatra haciendo de Frankie Machine, y a Kim Novak, más recordada por su papel en Vértigo (1958), aquí interpretando a Molly, como tercer elemento de esta historia esta Eleanor Parker quien encarna a Sophia 'Zosh' Machine. La historia empieza cuando vemos a Frankie regresando a casa luego de haber estado una temporada en rehabilitación, al llegar a casa vemos que su esposa Zosh no puede caminar debido a un accidente de automovil, provocado por los vicios de su marido. Molly la vecina del primer piso aparentemente ha estado en coqueteos con Frankie antes de su internado.
El conflicto principal de nuestro protagonista se encuentra en que su objetivo de convertirse en músico profesional se ve amenazado por una posible recaída, además de la responsabilidad de cuidar de su esposa paralítica, hecho que además imposibilita una posible relación con Molly, razón por la cuál tiene decidido conseguirle el mejor tratamiento posible, y así digamos que en cierto modo limpiar su consciencia, y pues para esto es que desea hacerse baterista y trabajar para una orquesta.
Frank Sinatra, inyectándose heroina |
La película está bastante bien y tiene algunas sorpresas en el guion que no mencionaré para que vayan y las descubran. El personaje que me pareció más interesante es, por encima incluso que el propio Frankie, fue el de Zosh Machine, la esposa obsesionada con tener a Frankie todo el día junto a ella, un personaje muy bien construido cuyo único objetivo es retener a Frankie como sea, actitud que se ve reforzada por llevar una vida sin sentido ni ambiciones propias que en cierto modo han sido provocadas por ella misma.
Si bien esta historia aborda un tema controversial como el de la drogadicción, me gustaría comentar que diez años antes Billy Wilder dirigió Días sin huella (The lost weekend) en la cuál la historia era ligeramente similar, tratándose de un alcohólico con aspiraciones de escritor, sin embargo esa película era menos convencional y más audaz, pues iba al nervio del asunto y mostraba un personaje destruido por la bebida y su descenso a los infiernos, con escenas crudas como la del delirium tremens, además de un planteamiento mucho más desde la mente del personaje, estamos hablando de un precedente del drama psicológico moderno.
En general la película está bastante bien, he evitado desvelar mayor desarrollo narrativo para que vayan a ver este gran clásico de Otto Preminger director que hizo una gran carrera en Hollywood y que fue responsable entre otras cosas de iniciar con el fin del famoso código de censura que estaba dirigido por miembros de grupos religiosos en extremo conservadores y que obviamente casi todo lo que censuraban estaba relacionado con el sexo. Gran director, gran película.
Interesante
ResponderEliminarNo me habría imaginado q Sinatra hubiese aparecido como drogadicto ya q era parte de establisment americano...y esos weones cuidan mas su imagen q el culo
Jajajajaja
EliminarMuy bueno....saludos
ResponderEliminar